jueves, 3 de marzo de 2011

TEMPLANZA


Templanza, el numero XIIII, representa un ángel. Esta carta llega después del trabajo en profundidad del arcano XIII, que ha eliminado lo inutil y creado el vacío necesario para el restablecimiento de la circulación interior. Ha llegado el tiempo de la paz y de la salud.
Observese que la templanza no tiene artículo definido, ni masculino ni femenino. Se pueden aplicar los dos géneros: "él", como "el ángel", y "la", como "la templanza". Al igual que El Emperador en la primera serie decimal, Templanza es un 4, número de estabilidad. Vemos que éste ángel está arraigado en la tierra y no vuela, aunque sus alas azul cielo se lo permitan. Templanza ha superado lo carnal, puede volar hasta regiones muy sutiles. Sus pupilas amarillas, iluminadas de pura conciencia, recuerdan el verso de Rilke: "Todo ángel es terrible". Esa mirada sobrehumana podría ser la del único ángel que ha visto a Dios: el ángel Gabriel. La mirada y el cabello de Templanza están llenos de luz divina, y la flor roja de cinco pétalos que se abre sobre su cabeza nos indica que lleva la quintaesencia. Sus pensamientos se manifiestan bajo forma de maravilloso perfume, mas allá de la palabra.
Pero hemos visto que este ángel está arraigado en la tierra. A sus pies se entrelazan, se acarician, dos serpientes: Templanza ha asumido todas las energías telúricas y ha dominado su líbido. Las dos serpientes son los polos sexuales, lo masculino y lo femenino del tantra, o los dos nadir Ida y Pingala que se entrelazan desde la base de la columna vertebral para convertirse en uno solo, elevandose hasta las alas celestes del ángel. Este símbolo recuerda tanto el caduceo de Hermes como a Quetzalcoatl, la serpiente emplumada de las regiones precolombinas. El ángel crece sobre la potencia de su sexualidad; la fuerza animal sublimada se ve de nuevo en la energía celeste y espiritual de su cabello amarillo.
Los cuatro pequeños triangulos amarillos en su pecho evocan los cuatro centros del ser humano: el intelectual, el emocional, el sexual y el corporal. Estos centros no se comunican entre si, estan yuxtapuestos, cada uno con su propia ley. Pero encima aparece un círculo amarillo, símbolo de la perfección, donde se inscribe en un hueco un triángulo que permite a cada uno de los elementos encajarse perfectamente en él. Es la quinta esencia, el ser esencial que hay en nosotros, que comunica con cada uno de los cuatro centros y permite la armonia del ser humano. Asimismo, se distingue en el pecho del ángel una mano, símbolo de suerte y de paz: su corazon irradia caridad.
Templanza hace que se comuniquen entre sí las energias, los fluidos. Podría decirse que atenúa las pasiones. Por su acción, ya no hay energías opuestas, ya no hay contrarios, solo complementarios: es el secreto del equilibrio. Templanza indica el restablecimiento de la salud, el equilibrio mental y emocional, el control de las pasiones no por represión, sino mediante la sublimación. Cuando se saca esta carta, se recibe un mensaje de pacificación: "Encuentra el centro, tu péndulo vital debe apartarse de los extremos, pasa por la vía del medio".
Debajo de su traje, aparece la punta de su zapato, una de las pocas manchas moradas del Tarot. Este pié angélico también esté templado: es la mezcla del rojo activo con el azul receptivo que comparten el cuerpo de Templanza. Se comprende entonces que por dentro, bajo sus vestiduras, el ángel es morado: ha realizado la unión de lo positivo y de lo negativo, de lo activo y de lo pasivo... Ése es el secreto que ese pié nos sugiere discretamente.

A. Jodorowsky - "La vía del Tarot"

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