Hoy no voy a clases por que espero un tren en Maestranza.
Hay un gran sol, olor a humo y a provincia. Un par de señoras copuchan a mi lado, se fuman un Pall Mall corriente, y en el espacio que queda entre ellas y yo se sienta otra señora a comer un Cremino. Pareciera que salio temprano en la mañana a hacer la diligencia. En el anden del frente un niño y su abuelo se miran y el niño apunta al cielo.
Me gusta la vision frontal de las estaciones de tren, la horizontalidad.
Aqui donde se mire el escenario se exhibe, se muestra por completo, de una sola mirada. Amplio, abierto, frontal y lleno de horizontes.
La señora a mi lado se suena, y yo pienso que amo el paisaje. Amo el sol, amo la vida y particularmente amo mi vida en este momento. La señora vuelve a su helado, y yo pienso en los trenes y en los viajes. En como la vida vibra distinto cuando uno siente que esta de paso... pero todos estamos aqui de paso. Es curioso que tengamos que subirnos a un tren o a un avion o a un bus y dejar nuestro lugar para sentirlo. La magia del viaje no es el viaje en si mismo, sino la capacidad que este tiene de hacernos conectar con algo que ya es nuestro.
La estacion se llena de a poco, y puedo imaginar que el ruido de los autos afuera es el sonido del mar, y siento la brisa en mi cara y en mis piernas.
La señora a mi lado se pone de pie, ya termino su helado, y mira hacia donde viene el tren. Luego me mira de frente, saca un pañuelo de su bolso y se suena. Y espera.
Llega el tren, me siento y Maestranza se adelanta (o se rebobina, no se) por una ventanita a mi derecha. Nos detenemos, estacion San Bernardo: Play.
Y la vida otra vez en camara lenta.
Nota: amo Star Guitar, pero dejar correr el video en Mute mientras se lee esta mucho mejor.